Guerrillera salvadoreña
Este fin de semana vi el muy recomendable documental Sondtrack for a Coup D’Etat, y luego me enteré de la noticia de que el nuevo embajador trumpista del Imperio Americano en México es un «veterano» de la guerra sucia y la masacre en El Salvador y ex agente de la CIA. Eso habla de la política del Imperio Americano para con México, que será una de desestabilización e injerencismo, como ya ha dejado claro Trump en sus primeros meses de presidencia.
Ambas cosas me pusieron a pensar sobre la contrarrevolución permanente que el imperialismo occidental ha desatado contra los pueblos de América Latina, África y Asia. De cómo en casi todos los países de la periferia hubo levantamientos, guerrillas, movimientos de resistencia, armados o no, contra la expoliación y el control de los gringos y sus secuaces. De cómo en casi todos esos lugares la contrarrevolución triunfó, ya sea de forma positiva, con el aplastamiento de los insurrectos, o de forma negativa, con la corrupción de los movimientos y guerrillas, como ejemplifica muy bien el salvadoreño FMLN, que se mantuvo en el paradigma neoliberal cuando consiguió el poder por la vía electoral.
Sin embargo, esa contrarrevolución permanente se enfrenta a la dignidad, al deseo de vivir como personas, y no como cosas, como funciones abstractas destinadas a valorizar el valor, consumir y no pensar. Y tengo la certeza de que eso triunfará. Nuestro deseo de libertad, nuestro deseo de tener control sobre nuestras vidas, nuestro palpitante deseo de ser tratados como humanos. Y nuevos vientos volverán a sembrar la semilla de la insurrección.
Realizado en GIMP y GMIC, a partir de una fotografía de Scott Walace, la fuente es Playfair Display.