Hay días que se empiezan tristes, como hoy. Por lo que sea, tal vez el tiempo, tal vez una noticia pillada sin ganas, no gozas del mejor momento. Por suerte siempre una luz se enciende en forma de coloquio o de lectura y puedes volver al lecho del cual emergiste por la mañana, con una sonrisa bien dibujada otra vez en el rostro.
Algunos somos melancólicos. De eso se me tilda por ahí. Y no les falta razón. Y los melancólicos somos una especie no extraña, porque pertenecemos a los que profesamos la religión de la nostalgia, mas la melancolía es la más extraña de las nostalgias, porque es la nostalgia del ahora, ese lugar al que sólo se regresa en un coloquio o una conversación entre amigos, retomando en ese preciso momento, el equilibrio de las cosas
¿Cuánto hacía sin Cicely?