Los dos cuentos de hoy son fuertes y provocativos, y tal vez ese sea su hilo conductor: la literatura, y en particular en su forma especulativa de ciencia ficción, como estimuladora de debates.
Ambos cuentos dan una idea de lo diferente que era el mundo cuando fueron escritos, hace solo cincuenta años.
Plantean debates que hoy son simplemente imposibles, estando como estamos sumidos en la era de las certezas, los tabúes, y el dedo acusador.
No nos engañemos, vivimos en una triste realidad: hoy ninguno de ambos cuentos hubiera sido publicado.